jueves, 6 de noviembre de 2008
miércoles, 5 de noviembre de 2008
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LIBERTAD DE ENSEÑANZA

La “libertad de enseñanza” y José Carlos Mariátegui
Históricamente la gran burguesía para legitimar su dominación, ha elaborado conceptos que quiere hacer aparecer más allá de sus intereses de clase, desde una supuesta perspectiva democrática y liberal. Sin embargo, el imperialismo como última fase del capitalismo no ha hecho más que evidenciarnos, que cuando la gran burguesía usa la palabra libertad lo hace solo para esgrimir, su necesidad de ser libres de cualquier obstáculo en su afán de lucro.
La libertad de enseñanza ha sido impulsada por distintos sectores de clase a lo largo de la historia, y en nuestro país ha sido defendida por los sectores más conservadores y recalcitrantes: como el Partido Conservador que la patrocina desde mediados del siglo XIX, organismo que representó los intereses de terratenientes y la gran burguesía. A simple vista podría ser entendida como una idea progresista y democrática. Pero ¿Qué es lo que se quiere ocultar tras este aparente afán de libertad? Para buscar el valor concreto de este concepto recogeremos los aportes del más importante marxista de Latinoamérica.
El gran intelectual proletario y fundador del Partido Comunista del Perú, José Carlos Mariátegui, a través de su creación literaria abordo diversos problemas de la sociedad, siempre desde la preocupación que significo para él caracterizar la realidad de su país y buscar la forma de resolver las principales contradicciones que oprimían al pueblo peruano.
Los comunistas peruanos han destacado de Mariátegui principalmente tres aspectos: su posición de clase, su ideología y su método.
Desde el punto de vista de la clase obrera, Mariátegui reflexionó sobre diversos temas: la política, la economía, la cultura y el arte. En este sentido, la educación y su acceso a ella, no fue un tema ajeno a sus inquietudes y tampoco lo fue desenmascarar los discursos ambiguos o rimbombantes con que la burguesía intenta suavizar el carácter expoliador de su dominación. Así sobre la libertad de enseñanza Mariátegui señala lo siguiente: “La libertad de la enseñanza no es, pues, sino una ficción. Es una utopía que la historia desahucia. El Estado, cualquier que él sea, no puede renunciar a la dirección y al control de la educación pública. ¿Por qué? Por la razón notoria de que el Estado es el órgano de la clase dominante. Tiene, por ende, la función de conformar la enseñanza con las necesidades de esta clase social”.
Mariátegui nos sitúa en el punto de vista proletario, si el estado tiene un carácter de clase de grandes burgueses y terratenientes, la proclamación de la libertad de enseñanza no será otra cosa que crear las condiciones necesarias para ejercer esa dominación.
En nuestro país, cuando la Junta Militar Fascista proclama en la Constitución de 1980 y en la Ley Orgánica de Educación (LOCE), la “libertad de enseñanza” señala enfáticamente que “incluye el derecho de abrir, organizar y mantener establecimientos educacionales.” Es decir, es la libertad para los particulares de privar al pueblo de una educación digna, científica, nacional y, por el contrario darles una educación para pobres, para perpetuar la pobreza, para acrecentar la riqueza de unos a costa de la pobreza de otros. Es el derecho de abrir colegios, competir por los estudiantes, hacer quebrar a algunos y finalmente monopolizar en menos manos la educación. La libertad de enseñanza entonces es la libertad para instalar un negocio rentable.
Con gran claridad las movilizaciones estudiantiles desde el 2006 dan cuenta de una de las principales causas de la crisis de la educación, el afán de ganancia en la que se sustenta, consagrado en la legislación como “libertad de enseñanza”. De ahí se desprende también la justeza de la consigna estudiantil que rechaza el lucro en la educación, y así mismo estas reivindicaciones adquieren un carácter antiimperialista, al oponerse a los planes que los organismos del imperialismo norteamericano, como el Banco Mundial, han establecido para nuestro país y que fundamentalmente consiste en que el costo de la enseñanza debe ser financiado total o al menos parcialmente por las familias y no por el Estado.
En una sociedad de clases no hay nada que se escape a la lucha de clases. En su afán de dominación el imperialismo busca todos los mecanismos para consolidar su control y explotación sobre el pueblo, la educación está lejos de ser una excepción, y para ocultar su verdadero carácter de clase utiliza a veces frases o discursos ambiguos. En palabras de José Carlos Mariátegui: “Vano es todo esfuerzo mental por concebir la escuela apolítica, la escuela neutral. La escuela del orden burgués seguirá siendo escuela burguesa. La escuela nueva vendrá con el orden nuevo. La prueba más fehaciente de esta verdad nos la ofrece nuestra época. La crisis de la enseñanza coincide universalmente con una crisis política.”
Finalmente, desde Nueva Democracia denunciamos que la libertad de enseñanza no es otra cosa que la creciente negación del derecho del pueblo a la educación.
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